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EDITORIAL
© LUC BRAQUET
É D I T O
Mecánicamente vuestro
a relojería evoca al automóvil en muchos
aspectos: su universo, su espíritu, sus pres-
taciones, sus vehículos, sus motores… y esto,
a través de todas las épocas. Este número nos lleva tras
la estela de los relojeros que participan en competicio-
nes o acompañan a pilotos, de aquellos que crean relo-
jes inspirados en automóviles y, sobre todo, de quienes
perpetúan el arte de la mecánica. Son las bellas mecá-
nicas automovilísticas, que figuran entre las primeras
fuentes de inspiración de la alta relojería, las que nos
sirven de guía.
La mecánica relojera de hoy despierta pasiones que
atraviesan generaciones y hacen surgir comunidades
de coleccionistas o aficionados deseosos de compar-
tir sus descubrimientos. Algunos relojeros se dirigen
directamente a ellos con creaciones en series limita-
das, e incluso piezas únicas, así como con reediciones o
reinterpretaciones de modelos que se han convertido en
legendarios. Y las mujeres no quedan (ya no quedan) al
margen. Además de no dudar en escoger relojes a priori
masculinos, disponen de una oferta cada vez más amplia,
especialmente en lo que respecta a complicaciones. De
hecho, las complicaciones para mujer poseen desde hace
una década una categoría específica en el GPHG (Gran
Premio de Relojería de Ginebra).
En el ámbito deportivo, los cronógrafos llevan la
batuta de manera natural. Gracias a la posibilidad de
medir intervalos cortos, al igual que hacen los instru-
mentos de cronometraje en competición, encuentran
su lugar en universos donde la prestación es la norma,
especialmente en el del automóvil. En esta edición, Noel
Capri toma la ruta, bajo la mirada de los talentosos fotó-
grafos Luc Braquet y Romin Favre, para crear un hilo
conductor en un recorrido donde los cronos ponen de
relieve los lazos que unen a los relojeros con el automo-
vilismo, especialmente con la Fórmula 1, que celebra
este año su 75º aniversario.
Pero lo que celebramos sobre todo es la mecánica
relojera como arte, un arte que la define esencialmente
desde que dejó de responder a la necesidad y a la uti-
lidad. Cuando se sitúa en la alta gama, la relojería es
realmente un arte, el duodécimo en referencia a las 12
horas que se indican generalmente en la esfera de los
relojes. Prueba de ello es que los “Saberes en mecánica
relojera y mecánica de arte” se han inscrito en la Lista
Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad el 16 de diciembre de 2020.
Como arte, la mecánica relojera sale cada vez más de
la penumbra y se expone a todas las miradas adoptando
escenografías de lo más variadas. Ahora, más que nunca,
hace todo lo posible para seducir y despertar pasiones.
Pasiones que tendrán una resonancia especial todos los
10 de octubre a partir de este año: el día 10.10, en alusión
a la posición habitual de las agujas a las 10:10 en los relo-
jes, es desde ahora el Día Internacional de la Relojería. ■
Editorial de Marie Le Berre
E D I T O R I A L